Fuente. http://www.elpatagonico.com/un-alto-hospicio-el-que-rock-y-poesia-conviven-solemnidad-n1296628
Gracias a todos por estar acá. Algo bueno debe estar pasando en la cultura del país y de Comodoro Rivadavia para que esta feria esté ocurriendo con la diversidad que tiene".
Con estas palabras Cristian Aliaga abrió la noche del "Alto hospicio" en el marco de la Feria del Libro y las Artes de la ciudad que concluyó ayer. Fue luego de presentar a Titín Naves en compañía de Matías Velázquez, quien se hizo cargo de la segunda guitarra, y a Andrés Cursaro.
El encuentro tuvo lugar en el auditorio del Centro Cultural que tuvo un lleno total, con más cien personas escuchando atentamente cada uno de los poemas y las intervenciones musicales.
Así, Aliaga inició la noche con lecturas de textos de "El rincón de pedir", su libro de reciente aparición, y poemas como "Un ring para dios", "Comodoro-Bosnia-Nueva York", entre otros. Fueron cerca de diez minutos que le dieron paso a Cursaro, quien leyó "Cuerpo de clínica", un texto inédito que transita por días, noches y sueños marcados por el dolor. Precisamente, para abrir su lectura, el poeta expresó que "cada uno exorciza la experiencia del dolor de la forma que puede y nosotros tratamos de hacerlo así, con poemas y canciones. Con Cristian y Titín hemos atravesado esa experiencia, tanto en el cuerpo propio como en el cuerpo de personas muy queridas".
Tras la lectura ingresó Naves para interpretar el tema "Andresitoquerido", que inició la profundización de la interacción entre rock y poesía. A la canción le siguió la lectura de "En un momento fue lo cotidiano", una letra del músico en la voz de Cursaro. Después sonó "Una llama" con el recitado de "Así no se juega" para culminar con "Besos salados", que se fundió con la lectura de "Pecado".
Aquellos poemas de Cursaro convertidos en canciones por Naves tuvieron la devolución del escritor al interpretar aquellas canciones de Naves que, despojadas de música, sostienen el peso de un texto poético. Lo mismo hizo Aliaga, que luego de que sonara "La rapaz" leyó "Cocaína, alcohol y pastilla". La canción "Foquitos" se combinó con la letra de "Cansancio". El recital continuó con "Fuegos que la noche apaga" y el recitado de "Veneno de muerte lenta", culminando con "Te han tirado para no herirte" y la lectura de "Relación guerrillera", temas clásicos que alguna vez interpretaron los 113 Vicios, inconfundibles para quienes seguían de cerca los pasos de la banda.
Luego la noche tuvo a Naves como protagonista, primero tocando "Voy" y "Entre el infierno y la gloria" -con la precisión de Matías en la otra guitarra-, y luego participando del recitado de "Alto Hospicio".
En la voz de los tres, ese poema marcó el cierre del recital que generó largos aplausos del público, en un claro reconocimiento al encuentro que atravesó momentos tensamente íntimo y otros de comentarios divertidos, pero también al camino que los poetas y el músico han marcado a lo largo de quince años, un camino en el que poesía y rock -juntos o separados- pueden convivir y conmover sin gritos ni solemnidad.