Fuente: http://www.granma.cu/cultura/2016-07-10/fuego-de-la-poesia-y-la-memoria-10-07-2016-20-07-23
Los últimos compases del 36to. Festival de las Culturas del Caribe tuvieron en la poesía y la memoria dos instantes reveladores: de una parte, expresiones líricas de los pueblos de la región se conjugaron con la trova cubana; de otra, el recuerdo de los intelectuales santiagueros José Soler Puig y Joel James puso énfasis en el carácter fundacional de sus respectivos legados.
Bardos de México, República Dominicana, Argentina, Colombia y Ecuador, junto a sus colegas cubanos, cerraron el itinerario del Encuentro Internacional de Poesía Jesús Cos Causse con una velada en la sede de la Fundación Caguayo, luego de varias sesiones en centros laborales y comunidades del entorno santiaguero, en las que muchas veces el diálogo se orientó hacia la estimulación de la sensibilidad de los más jóvenes lectores.
La coordinadora del encuentro, la laureada poeta Teresa Melo, destacó la vocación social de los participantes al difundir a escala popular las virtudes de un género literario que caracteriza las identidades culturales y sin embargo no cuenta con suficiente visibilidad en el mercado editorial de esta época.
En la clausura, las voces de José Armando Garzón, espléndido en la difícil Guarina, de Sindo Garay; Topete Cisneros, fundador de la Nueva Trova en la región oriental; e Ivette Letusé, con sus propias composiciones, y el respaldo de Gabino Jardines, uno de los mejores guitarristas acompañantes del país, transmitieron al auditorio una atmósfera de complicidad con las más nobles imágenes sonoras y poéticas.
Mientras, en el foro dedicado al pensamiento, hubo espacio para recordar en el centenario de su nacimiento al escritor José Soler Puig, autor de notables novelas (Bertillón 166, El pan dormido) que influyó en la actitud hacia la literatura de más de una hornada de creadores cubanos, como lo probó la narradora y ensayista Aida Bahr, pero que también tuvo un apreciable desempeño en la radio —de ello habló su colega Raúl Ibarra— y en el teatro, con obras como El macho y el guanajo, comentada por Pascual Díaz.
Fecundo y merecido resultó el homenaje a Joel James, fundador de la Casa del Caribe y de la Fiesta del Fuego, a diez años de su desaparición. Su hija Vicky James compartió una reciente edición del ensayo Sobre muertos y dioses, que inició una etapa cualitativamente más rigurosa en los estudios sobre los aportes culturales de los sistemas mágico-religiosos en Cuba.
La doctora Olga Portuondo pasó balance a la cosecha intelectual de James como autor y promotor cultural. Pero en términos de proyección internacional destacaron los testimonios de académicos de universidades mexicanas que han incorporado a la práctica formadora los conceptos antropológicos desarrollados en la obra de Joel.
El último acto de la Fiesta del Fuego, como es habitual, se desarrolló de cara a la bahía: la Quema del Diablo animó el espíritu de celebración a la caída de la noche del sábado, con tambores afrocaribeños y voces cálidas comprometidas con los valores de la solidaridad, la fraternidad y el deseo de hacer de la región un baluarte de la rebeldía contra los poderes hegemónicos.
Pedro de la Hoz