Badilla Castillo, Sergio
Chile
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Un beso de despedida
No hay quien le lleve mensajes
en todo este gentío ni tampoco alguno dispuesto a interceder por mí
Se fue el verano y la perdí de vista, cuál era el número
de su domicilio, el color de su morada en ese andurrial
de Lima
frustré todo intento para volver a ella
( aún no he llegado a la desesperación)
Sólo sé que vivía con su madre y dos hermanos
y antes de tomar el colectivo
había un cielo de un gris insoportable
cuando nos dimos el último beso de despedida.................................. en la avenida larga con esos vagos............. que cantaban valsecitos, unas mujeres con pinta de puta,
pintarrajeadas como papagayos niños pidiendo limosna, unos acosadores a la
salida de un comedero próximos de la navidad del 2000 y
quizás pesando en el término del mundo
así mismo en la Edad Media con el milenio.
Los mormones y los bautistas se aprovisionaban claro y si hubiese ocurrido el cataclismo... qué
esa vez un borracho se puso a mear su cerveza a plena luz del día ¡qué desvergüenza con los pantalones abajo! ¡La facha del cholo! Figúrense ella mirando con normalidad esa escena
y yo con un beso de ingenuo en mis labios.
Badilla Castillo, Sergio