Navarro, Rubén C.
México
Lecturas: 13.012


SIRVE MÁS VINO

Dame más vino, muchacha, y cántame una canción,
a ver si esta noche logras aturdirme el corazón...
¿Alegre? pues estar quiero más alegre, mucho más,
que no sepa que estoy triste, que no lo sepa jamás...
¿Que si la quise? con fiebre... ¿que si la quiero? no sé...
¿Que si me engaña? no hablemos de esas cosas... ¿para qué?
¿Hermosa? Como los ángeles... ¿buena? Como ellos también...
¿Que donde está? No sé donde, no sé donde ni con quién...
¿Lágrimas? Vaya... ¡de veras!, ¡pero no son de pesar!
es el humo del cigarro que me está haciendo llorar.
Sirve más vino, muchacha, más vino para los dos,
que si te quiero y me quieres, pues a gozar, vive Díos.
Siéntate aquí, en mis rodillas, clava tus ojos en mí,
háblame de amor, y dime que ya de amor te perdí;
jura como juran todas guárdame fidelidad,
y dame un beso tan largo que dure una eternidad.
¿Lágrimas? Vaya... ¡de veras!, ¡pero no son de pesar!
Es el humo de este vino que me está haciendo llorar.
Tú no sabes lo que es esto de soñar y de soñar
en un amor imposible que no puedes alcanzar,
triste amor que te condena con razón o sin razón
a vivir siempre callando los gritos del corazón.
Dame más vino, muchacha, quiero beber más y más,
que no sepa que estoy triste, que no lo sepa jamás.
¿Lágrimas? Vaya... ¡de veras!, ¡pero no son de pesar!
es el humo del recuerdo que me está haciendo llorar...

Navarro, Rubén C.

Subir