Halevi Yehudah Ben, Samuel
España
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Poemas de Egipto

¡Mira las ciudades! ¡Contempla las villas
que fueron propiedad de Israel!
¡Honra a Egipto! ¡Sean leves
tus pasos! No pises con fuerza
por las calles por las que pasó el Señor
buscando la sangre de la Alianza en los dinteles,
y la columna de fuego, y las columnas de nube
mientras todos los ojos las contemplaban y veían.
¡De allí proceden los hombres de la Alianza divina,
las piedras angulares del pueblo del Señor se tallaron al1í!

119. ¡Dios mío!, de generación en generación se narra tu prodigio,
de padres a hijos sin que nadie lo niegue.
Este Nilo testimonia que en sangre lo convertiste,
sin conjuros, sortilegios ni hechizos;
sólo con tu Nombre en mano de Moisés y Aharón,
y el cayado que se trocó en serpiente.
¡Ayuda al siervo que cree en Ti
y corre a ver los lugares en que obraste el prodigio!

120. Llévame a So'an, al Mar de los Juncos y al Monte Horeb?
para recorrer Silohy la montaña del Templo en ruinas;
para seguir la ruta del Arca de la Alianza hasta
lamer el polvo de su tumba, más dulce que la miel;
para ver la morada de la hermosa que olvidó su nido.
¡Echaron a los hijos de la paloma y lo habitan crías de cuervo!:

121. El Destino me trajo rodando a los desiertos de Nof.
Dile al Hado que me siga arrastrando y me de vueltas
hasta que vea el desierto de Judá,
hasta que llegue a los confines del Norte, al Bello Lugar.
Allí me cubriré con la gloria del Nombre de mi Señor,
me pondré, envolviendo mi cabeza, el turbante de su santidad.

Halevi Yehudah Ben, Samuel

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