Alba Swann, Matilde
Argentina
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INTERMEZZO

Yo estaba entonces
andando
senda adentro,
entre la alameda de mis sueños,
con la mirada lejos,
como un vagabundo que no tiene prisa
porque no tiene puerto.
Yo andaba
cortando hojas,
tirando piedras, asustando pájaros,
y alguna vez riendo,
y alguna vez silbando para ahuyentar mi miedo,
y alguna vez doliéndome.
Yo estaba entonces
creciendo
senda adentro,
se alargaba mi sombra,
y me llegaba como una reminiscencia
de existencia lejana el rumor de los hombres.
Tú venías desde ti subiendo
por la curva detrás de mi horizonte,
y avanzabas con tu enorme presencia,
y tu imagen
se hizo de pronto imperativa y honda.
Se cerraron los árboles en un cielode copas,
penumbroso silencio,
y el opaco crujido bajo las ramas rotas.
La luz nos penetraba por la misma pupila,
y el minuto era exacto
para los dos latidos,
por la hierba, una mutua canción humedecida.
Quise morir entonces,
tú jurabas que morábamos ya sobre la muerte,
la de la piel que duele,
la de la voz,
y el miedo.
Tú jurabas, con mi carne mordiéndose a tus dientes,
y eternicé creyéndote.
Y tus horas plasmaron nuevas formas
en el líquido plomo
de mi tiempo.
En ausencia total, entera nada,
crecíamos, muriendo.
Resucité de pronto, como un ave,
en el óvalo tibio de una lágrima,
y estoy sin ti de nuevo,
senda adentro,
en la ingrávida espera que separa
la palpitante muerte que me diste,
de la muerte final,
que aun me aguarda.

Alba Swann, Matilde

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