Salado, Minerva
Cuba
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Hay frío en Nueva York
Para Ana
El lunes cuando se van los artistas
músicos de otra parte para siempre
luminoso cartel atravesado en la calle
baja la vista el transeúnte agredido
por la luz sobre los ojos de todo el que cruza
de paso hacia el hotel cincuenta bajo cero
pero esta vez ya fue bastante alimentos en lata
y los pies salpicados por la nieve
a ocho metros de profundidad en la ciudad
intensa
como ninguna otra en el corazón de los
edificios
más altos del mundo con el frío en los huesos
para beber el té y pensar en los amigos
lejanos
envueltos en el Trópico juntos comentando
este invierno que frío coño sin salir a la calle
volver a los viejos temas conversados
quizás ocultos tras el ala izquierda
ventrículo atemperado por el olvido
la sucia bandera de un país colmado de estrellas
y una más caída del cielo de Puerto Rico
finalmente sirvienta de la hacienda hasta un
buen día
una buena ya no más mañana
hoy totalmente se acabó desde los tiempos de
Martí.
El lunes repito viajando por las avenidas
de Broadway
el puente de Brooklyn en soledad colgado
sobre los habitantes los semáforos impidiendo
el paso
a los autos la bolsa de valores y el Pentágono
representando la nación ancianos muertos
aparecen ateridos y el estado de alerta la Casa
Blanca impotentes
ante la temporada que cubre hasta la Bahía
de Manhattan
y amenaza los distritos del Sur la corbata del
Presidente Carter.
su sonrisa continua menos mal –dicen-
frente a tanta desgracia encima de Indochina
la inflación los golpes de adentro y todavía
hasta el clima se pone en contra nuestra.
De una vez y para siempre volver sobre el
Trópico de Cáncer
lugar ideal para vivir en Revolución
los verdes más disímiles adornando las sombras
de ciertos árboles no abundantes al norte
la bandera en la brisa de múltiples ventanas
del país una sola estrella que alcanza para todos
aquí cincuenta para unos cuantos.
Sentarse en el Museo de Arte
originales enfrente monólogo interior desolación
en la ciudad que se dibuja bajo los pulmones
desde el estómago a la garganta
aprieta el corazón en espera via crucis la sangre
y estalla finalmente:
insospechado nudo para el mundo.
Salado, Minerva