Jara, Myra
Perú
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El veintitrés de Noviembre de 2008

El veintitrés de Noviembre de 2008 un hombre cuyo nombre no quiero mencionar asesinó a mi prima Melissa O. de un único golpe en la cabeza
Yo no recibí la noticia hasta mediados del siguiente mes, cuando escuché accidentalmente una conversación telefónica entre mi madre y una mujer que lamentaba la tragedia
Antes de reaccionar, fui por instinto hacia la computadora, googleé el nombre completo de Melissa, y ahí encontré su muerte
Ésta estaba registrada por varias cadenas de noticias en Estados Unidos, que documentaban hasta cierto detalle el asesinato, encontré en ellas una única foto en primer plano de su asesino
El rostro de ese hombre ocupó de manera absoluta mi mente. googleé su nombre. me mareé, vomité. era un hombre nacido en India, había vivido, como ella, en Florida
La mató en su auto

Cuando cumplí quince años Melissa y yo vivimos juntas por un tiempo. ella tenía seis años más que yo. fue un tiempo en una casa en Chaclacayo. cenábamos juntas. Tocábamos las plantas en el jardín.
A las once de la noche, casi siempre salíamos a correr. ella guiaba la ruta porque era más grande y era atrevida. Melissa era una chica muy bonita que modelaba y salía en las revistas. yo la admiraba porque era temeraria e independiente, viajaba
En las tardes íbamos juntas a la cocina y preparábamos nuestra comida de dieta.

Mientras comíamos ella me hablaba de Florida. a veces estaba muy triste
Fue en esa época que yo había comenzado a vomitar lo que comía. Melissa trataba de impedir que vomitara. me prometía que no me haría daño comer su comida

Por dos años en Alemania no supe nada de ella. recibí después algunas noticias suyas por mi madre. había dejado de modelar, estaba estudiando en la universidad
Pero la última vez que la contacté fue antes, en Nueva York, cuando comencé a enfermarme de anorexia y decidí vivir en Alemania
Hice muy bien en irme lejos con la enfermedad. me habría matado estar enferma al lado de gente que conocía. me habría matado el amor excesivo de alguna gente
Nuestra última conversación fue un poco fría. un aire perdido y distraído avanzando hacia mí

No le conté a nadie que sabía de la muerte de Melissa. mi familia no me lo dijo. yo acababa de volver al Perú a la casa de mis padres. estaba muy enferma. la distancia con los dos era casi total. no soportaba estar en esa casa, pero ya no podía vivir sola, desplazarme, limpiar. estaba paralizada y en perenne pánico
Dormía en el día y en las noches salía. una vez fui al mar, me impresionó la luna sobre el agua. fue como una primera visión hacia la vida

Unos días después de saber de la muerte de Melissa, mis padres me trasladaron a una clínica psiquiátrica en Lima contra mi voluntad.
Ahí estaría hasta casi tres años después
Comencé esa etapa de mi vida desplazándome en los pasadizos de la clínica. comencé mi etapa ahí con la sensación sobre Melissa y su muerte
La sensación de su muerte era móvil, flexible, me ayudó a sobrevivir el trauma del inicio de la clínica. la fuerza de su muerte, la impresión sobre el mar. su muerte, esa fuerza, el recuerdo exacto de mi prima rubia, alta, fuego, luz
Y su muerte concreta, la transparencia. Desaparición y silencio

Me olvidé de ella en poco tiempo, pero la desplacé a mi memoria como un secreto
Fue uno de los primeros de los secretos que almacené en mi mente en ese período.

Jara, Myra

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