Daher Canedo, Gary
Bolivia
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DESDE LAS AGUAS
Tu soberbia es un viento seco sobre las torres
ululando a través de cornos de cobre
chirriando sierra sobre acero.
Porque en tu espíritu mora la bestia
hambrienta
animal que cuanto más devora
menos se sacia
de complejas herejías y ciencias fracasadas.
A tu aullido
el ángel enmudece
y la puerta se cierra.
Estás confinado a la soledad
única esfera de tu infierno de silencio y nieve.
Porque tu soberbia es como algodón
insuficiente para las heridas
como el sabor de una fruta cerril de escarpada brecha
que deja la boca amarga y vieja
y es marca dura
inscrita en tu carne para purgar.
Mientras en el paraíso todo es color
y música sabia
agua que corre saciando mucha sed
a orillas de la cual
nacen de los árboles
seres de rutilante hermosura y ojos de amor
y manos piadosas.
Desde allí se te ve
enlazar los dedos
cerrar el cuerpo contrito
pero así rechaza el ángel tus oraciones:
Tú dices: una señal;
y mil y una estrellas fenecen.
Tú dices: dadme bendiciones;
y un rayo fatal parte la mitad de tu reino.
Tú pides conciencia;
y una luna mal encarada se precipita sobre tus valles
que amanecen desiertos manchados
en la agrietada superficie de esa luna.
Tú dices: protegedme
y tu rebaño cae sangrando mientras la noche no se levanta
y los gallos mueren apretados buscando salvar todas las barrancas.
Pero aún persistes
y guardas tu nueva soberbia
en el vaso de la paciencia destilada
- como flor que crees extraída de algún sueño -
declarando protegerlo para que el hombre
siga cruzando
la llanura del mal: aterido, abandonado, alucinando
sin saber donde apoyar
el podrido bastón de la mentida sapiencia
que una impostora
biblioteca circular ha presentido.
Así te alejas
sordo al huracán que es tu Dios llamando en vano.
Y el sol que no se calla
y la madera que cruje
del arca hecha a puro brazo
esperando un diluvio que no llegará jamás
- ya ves como agobia el cielo seco -
Y la arena
que es el tiempo como juez
desgastándote arruga tras arruga
cabello, cejas, dientes
los ojos nublados
y la figura quebrada
regresando al polvo como un grano más
en la infinita planicie de los muertos.
Daher Canedo, Gary