Acosta, Javier
México
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Ayer me convertí en una docena de chícharos]
Ni siquiera mi madre
podía distinguir uno de otro
Ni la dulce señora de la soledad
sabe lo que significan
Yo los miraba todos
desde doce lugares diferentes
Ahora duermen
arrullados por mis ronquidos
No todo es triste en este mundo
ni falso
ni innumerable
ni podrido.
Acosta, Javier