Sáenz, Jaime
Bolivia
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ANIVERSARIO DE UNA VISION

V

A la vista del río, que lava de males a los habitantes y los mantiene despiertos,

y que socava la delgada corteza que sostiene a la ciudad debajo de la cual se oculta un gran abismo,

no me dirigiré a ti, por un momento y deseo de tenerme en lo que habitas y habita en ti —y también en mí,

y percibir la forma, angosta y alargada de la muerte, en la substancia húmeda y dura del cristal que le sirve de vivienda,

y conocer la manera de ser y no ser como la muerte, que sabe crecer de arriba hacia abajo

—quiero descubrir por qué sentimos que nos movemos, en cuál espacio, en cuál sitio, en cuál distancia se mueve el movimiento en la quietud, donde busca el movimiento un ir de un lugar a otro sin necesidad de ir, y busca realizarse en la inmovilidad y dentro de sí mismo,
como la superficie de este río y como sus aguas, discurriendo lentamente junto con nosotros,
para desembocar en el mar, para hundirnos y salvarnos de no morir por la ausencia de la muerte, la que un instante atrás ignoraba nuestra vida,

la que viaja en ellas ahora y se aleja de nuestro lado.



¡Pasa sordo y ruidoso el río! —se desliza y salta a través de los diques,

a su estruendo se enardecen las visiones de grandes animales

que vemos cuando a solas nos desahogamos de cierta rara tristeza,

en la transparencia y en el olvido de los suspiros que el río eleva y profundiza en medio de emanaciones mefíticas,

y al silbido del aire puro que el Illimani ha filtrado,

y que sopla sobre lo turbio e impetuoso de nuestra inclinación,

esas visiones se debaten entre suspiros y buscan en lo tumultuoso de las aguas alguna visión que las mire y suspire por ellas,

—y, mientras respiramos el extracto de este gran aire, filtrado, azul y frío,

a la hora de las sombras, con una turbadora penetración las emanaciones mefíticas nos transportan al mar,

y nos diluyen en la redondez de la tierra y en una eminencia del cielo

—yo te busco,

y con el alba y con los suspiros,

junto al claro de las estrellas se anima la ciudad

—y pasa el río, desconsoladamente y se queda.

Sáenz, Jaime

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