Espronceda, José de
España
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A DON JOSÉ GARCÍA DE VILLALTA II

A ti de las musas
alumno querido,
mi dulce Villalta,
mis verso te envío.
A ti cuya cuna,
mecida en el Pindo
amor ensalza
de rosas y mirtos.
Aquí do sus aguas
resbala tranquilo
el Sena opulento
por bosques floridos,
mi pecho recrean
tus cantos divinos
con siempre decirlos.
Y ya te contemplo
sondar atrevido
misteriosas ciencias
allá del empíreo,
la ley estudiando
que en giro continuo
gobierna invariable
mundos infinitos;
o en lira sublime
con lúgubres himnos
cantar de la Patria
los héroes invictos
sus ínclitos nombres
robando al olvido,
del fiero de Pablo
llorando en destino.
Y entonces acaso,
con triste gemido,
recuerdo los días
que juntos nos vimos,
a par de cien héroes
en fuego encendidos,
y ansiosos de gloria
volando al peligro.
Entonces, alegres
los libres proscritos,
a ver tus umbrales,
o Patria, volvimos
y allá resonaron
nuestros nobles gritos
los valles profundos,
torrentes y riscos
y cumbres nevadas
del Pirene altivo.
Mas ¡ ay ! que las horadas
del déspota indigno
triunfar de los pocos
intrépidos vimos,
y arrastrar furiosos
a los oprimidos
generosos héroes
a injusto suplicio,
a par que trabara
con lazos inicuos
el galo mañoso
los nuestros invictos.
Allí de las armas
despojados fuimos,
y luego arrancados
del patrio recinto,
con lágrimas tristes
tan sólo pudimos
hacer a los héroes
holocausto digno.
Volvimos entonces
al árido hastío,
al llanto y las penas
del triste proscrito,
a ver como un sueño
volar el delirio
que acaso nos muestra
los lares nativos,
en vano anhelantes
volviendo continuo
los ojos llorosos
al suelo querido.
Amor a ti entonces
un plácido alivio
en tanta desdicha
guardaba benigno,
y hermosa tu amada,
con dulces cariños,
aun menos amargas
tus lágrimas hizo.

Espronceda, José de

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