Álvarez Álvarez, Antonia
España
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A DOÑA INÉS DE CASTRO

Fría quedó tu piel de mármol, fría,
bajo el silencio santo sepultada,
piedra de eternidad blanca y callada
donde la noche llora hilando el día.
-
Un cuchillo de amor, dulce, te hería
de hermosura a sus ojos, puñalada
tu juventud segó, y en la mirada
qué azul asesinaron la alegría.
-
No hubo infierno, ni cielo, ni camino,
ni un segundo de paz para su duelo,
ni un resquicio de luz a su alma loca;
-
uiso que fueras reina del destino,
y ciego te arrancó del frío suelo
por venerar la muerte de tu boca.

Fue la pasión total, cruenta y hermosa,
amor de sangre y miel - bello misterio-
los labios más dolientes de una rosa
descansan en la paz de un monasterio.

Álvarez Álvarez, Antonia

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