Tus cuentos, son la vida, en el serrallo,
y mientras cuentes, cantará tu tiempo.
pues cada palabra tuya es una perla
del dulce collar que ahorca al miedo.
¡Cuenta, dulce niña, cuenta y miente!
¿Qué es la vida, sino un triste cuento?
¿Qué es la muerte, sino un gris silencio
que nadie contar quiere?
¡Cuenta con tus labios y con tus ojos,
cuenta con tus sueños, con tu risa,
así el alfanje se demorará en tu cuello,
y contarán tus ansias más auroras!
¡Tus cuentos, bella niña, son las brisas
que acarician el cristal de las ventanas
y que te invitan a seguir contando
hasta que al cruel sultán lo venza el sueño!