Se oxida la mirada
como una manzana apenas mordida y abandonada
La ventana deja entrever otra ventana
Tras los cristales
sobre el silencio ocioso
viene perdida otra mirada que se ignora y pasa
como un tiempo errante sin huella y sin eco
Con sabor a desnudez líquida
recorre el despoblado de la memoria
Tañe una voz y agita las arenas
como un sol ciego a tientas piel adentro.