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Cabanillas, José Julio
España
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Mar Calabrús
Mi prima Mar tenía
los rizos en la frente,
las manos regordetas
y los dientes de leche.
Mi prima Mar tenía
cinco años y tres meses.
Jugaba a las cocinas
con mixtos y sartenes
con las panzas más negras
que Baltasar de Oriente.
Él puso en sus zapatos
un muñeco de peltre.
En un camaranchón
las tardes de setiembre
jugábamos muy serios
a cosas que aún me duelen.
Una araña tejía
su bordado silente.
Dijeron una tarde:
Hoy Mar no puede verte.
Que esa araña labraba
los hilos en sus sienes.
Y fueron tantas tardes...
Y aquella de diciembre
pasó un ataúd blanco.
Detrás lloraba gente.
Cabanillas, José Julio