MALEFICIO CONDAL: pedir cuentas al juego de palabras (vida);
abandonarse a la pasión (pecado) y, a la ventura, faltar contra el
orden (muerte).
Recomenzar hasta la aurora.
Y, al fin, quebrar la soberana argolla de la marchita libertad.
Pues ¿qué lujuria sin mazmorra grana?