ODA



Si fractus illabatur orbis,
impavidum ferient ruinae.


HORATIUS.



Musa, que de los ínclitos varones
diste a Osián divino
el ensalzar las bélicas acciones
en canto peregrino,
que acompañaba con su voz sonora 5
de oro y marfil el harpa encantadora;
da poder celestial hoy a mi acento,
que a los astros levante
sobre las alas rápidas del viento
el ánimo constante, 10
del que es honor de la escocesa gente
y émulo digno de Fingal valiente.
En su sangre dos veces ya teñido
iba DOWNIE el osado
tras el francés por su valor vencido, 15
y de uno y otro lado
la muerte y el terror le acompañaba
y atónita Sevilla le miraba;
cuando al bajar83 la plácida victoria
del azulado cielo 20
a coronarle con laurel de gloria,
llegó con raudo vuelo
ardiente, férreo globo, despedido
de hueco bronce en hórrido estampido,
que el magnánimo rostro traspasara 25
con espantosa herida
y del fuerte bridón le derribara
en súbita caída;
y ya los enemigos orgullosos
tras la presa corrían afanosos. 30
De su carro de nubes84 entretanto
Fingal que lo veía,
con el celeste impenetrable manto
al héroe le cubría,
que, apoyándose al pomo de la espada, 35
sostenía la vida desmayada.
«Hijo,» le dice «si a la cruda suerte
rendirse hoy es forzoso,
también el cielo de inmatura muerte
te libra generoso: 40
poco serás te juro prisionero,
yo en tanto guardare tu noble acero.»
«Sea,» DOWNIE responde; mas mirando
que no lejos85 estaba
de sus valientes el guerrero bando, 45
hacia ellos señalaba
y a Fingal sonriendo le decía:
«¿Quién mejor guardará la espada mía?»
Y superior entonces a sí mismo
así el acero lanza 50
en prueba de su esfuerzo y heroísmo,
que los suyos alcanza,
y entre prisiones queda y no suspira
porque la fuerte espada libre mira.