XV

Una muchacha corta sus largas trenzas

frente a mi ventana

los hilos de humo negro se deshacen

a través del espejo

hoy llega a la ciudad

y le sorprende la maraña de luces en su frente.

Atrás están los perros de la aldea

los ritos ancestrales el poblado lunar

desde la infancia.

Aquí la vecindad como familia

el aire que le esponja la melena infeliz

cruza un avión el cielo de la tarde

tras él va la muchacha

que quiebra sus fantasmas

y alcanza la ciudad.

Después el laberinto de las calles

la brújula en pedazos

rota a los pies del sueño.

Hoy aquí sobre el patio

deshojada

por ofrenda

la gloria de sus trenzas.