Recordemos tú y yo
aquel piso vac&Ãacute;o
que daba a la plaza de toros
a mediados del año
de tus dieciséis
cuando al vernos de nuevo
tras meses de disgusto
tanto nos amamos
que al partir
al recibir la paga
dijiste que te hab&Ãacute;as
enamorado de mi cuerpo
más que de mi alma o mis palabras.
Yo también te amo
y es tu cuerpo
el alma que adoro
y tus ojos
y tu boca
y aquel tu lugar
por donde me fugo
hacia tu vida
que es mi muerte.
Con gusto
morir&Ãacute;a por verte
una vez mas
y morir.