Las velas han nacido entre piedras del alba
entre dorados pétalos de un sol acariciante,
y esa mirada pura del alma en el vacío
esperando la risa de la ostentosa muerte.
La llama que repite un año más de ausencia
la incomprensión de todo en la nada perdida,
las preguntas al aire, los sueños repetidos
la seriedad es gesto en rostro adolescente.
Sorpresa, asombro, pasmo en la inmutable calma,
placidez a la espera de los seres queridos
y entre el rebozo a solas la idea soportable.
Nada es igual y es todo, como un soplo de viento
en un hilo de vida. Y los amaneceres
repletos de ternura para todos los niños
que dejaron de serlo y vienen a la tumba
como si fueran ángeles.