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Nava Álvarez, Gaspar María de
España
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A mis amigos. Sobre la sociedad. 1803.

Aquí do silencioso
corre el blando Guadiana cristalino

sin azotar ruidoso

las piedras de camino,

o encanecen de espuma la ribera.

Tan manso, que creyera

cualquier que lo mirase

que, estancadas sus aguas, no se mueve,

o de su curso leve

la fija dirección equivocase:

aquí que la espesura

de los fresnos y arbustos enlazados

mantiene la frescura,

y ajenos meneados

al dulce soplo del calmoso viento,

nos llaman al contento

del blando meditar, placer süave

que el alma melancólica y sensible

tan sólo encontrar sabe

aquí en la soledad apetecible.



Ven, tierno Ypanco, ven, y tú, mi Anfriso,

fiel Anfriso, venid, venid, sin mora

al lado de Feniso,

que agitado os implora.

Venid aquí y gocemos

la sabrosa amistad tranquilamente

y en su seno clemente

el bullicio dejemos.

La sociedad los hombres olvidemos.

.......................



A la furiosa guerra siguió luego

la dura esclavitud. El inclemente

vencedor conservó la triste vida

del mísero vencido,

y juzgando demente

le estaba concedida

facultad para habérsela extinguido.

Sumiólo en servidumbre aborrecible

a que fuera la muerte preferible.

Vergonzosas cadenas

obras de la injusticia más tirana

de vilipendio llenas,

cayeron a agobiar la especie humana.



......................



Así do quiera que la vista tiendo,

sola la humana sociedad me ofrece

un laberinto horrendo

de males que parece

sobrepujan, si bien lo examinamos,

los bienes todos que en aquella hallamos.

Tan sólo el egoísmo

a los hombres ocupa y los dirige,

la virtud, la justicia, el patriotismo,

la santa y celestial beneficiencia,

sólo en muy pocos corazones mora.

Sólo muy pocos la verdad adoran.

Y nadie en la violencia

de la opresora esclavitud se atreve

a querer anunciarla,

y sólo puede en su interior llorarla.

Todo es esclavo, todo.

Las ciencias y las artes

gimen, sin libertad y despreciando

el saber verdadero en todas partes,

es tal vez como un crimen condenado:

todo en cadenas mil está sumido

y aún el raciocinar ya prohibido.



.......................

Así de nuestra vida

viéramos sin temor aproximarse

el dulce fin; y cuando la homicida

Parca nos sorprendiera

en plácido deliquio

la muerte apareciera.

Y diéramos los últimos alientos

cual en un sueño blando

a el Amor y Amistad himnos cantando.

Nava Álvarez, Gaspar María de

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