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Ulloa, Luis de
España
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A CELIA HALLÁDOLE DORMIDA
Así duermen las almas; no solía
entre sombras de olvido porfiado
estar tan soñoliento tu cuidado,
cuando con mi desvelo competía.
Toda mi fe, Lifardo, desconfía,
que un pecho en el incendio sosegado,
o a la impresión del fuego está negado,
o persuade a que la llama enfría.
Pero mi pensamiento temeroso,
con esta suspensión de tu fineza,
halla en la pena la mayor ventura.
Que cuando está de tu atención quejoso,
si olvido le amenaza tu tibieza,
tu sosiego de celos le asegura.
Ulloa, Luis de