Solitario y pensativo
Triste vivo
Lejos del país natal,
Hermoso y fecundo suelo
Cuyo cielo
Es de un azul sin igual.
No halaga aquí mi deseo
Lo que veo,
Aunque bellas cosas hay,
Porque no son estas cosas
Tan hermosas
Como las del Paraguay.
Como allí no he visto auroras
Precursoras
De un esplendoroso sol,
Ni horizontes como aquellos
Con tan bellos
Resplandores de arrebol.
Nunca he visto en parte alguna
Dar la luna
Tan hermoso resplandor,
Ni los luceros distantes,
Más brillantes,
Despedir tanto fulgor.
Recuerdo aquellas llanuras
Donde puras
Las ráfagas al pasar,
Lleno dejan el ambiente
Del placiente
Perfume del Azahar.
Y aquellos cerros y ríos
Y sombríos
Bosques de eterno verdor,
Donde la naturaleza
Su riqueza
Muestra con todo primor.
Y entre la espesura aquella
De tan bella
Y extraña frondosidad,
Trinan alados cantores
Y la flores
Muestran su rara beldad.
Querida, sagrada tierra,
La que encierra
Lo más grato para mí,
La de mis dulces encantos
La de tantos
Placeres que yo sentí.
Tendido en la verde alfombra,
A la sombra
De aquel árbol secular,
¡Cuánto ha disfrutado el alma
En la calma
De aquel secreto lugar!
De mi patria desterrado,
Separado
De mi hogar, de mi amor,
Sufro en extranjeros lares
Los pesares
Del nostálgico dolor.