¿Y el cuerpo? Por la materia cruda,
una herida para cumplir
alguna remota profecía.
En cada ojo de la noche,
un furor se disipa.
Sufrirás, tendrás un mal,
extrañas mujeres traerán ungüentos
y culparán al amor,
al relámpago.
El cuerpo
Tiene ahora dos orillas,
en una dragón y en otro sulfuro,
y luz en diagonal sobre cuerda tensada, incierta,
y mares opacos, agrios, ilimitados,
y arre transido de miedo, de pena.
En cada ojo del día,
un deseo, sal o nácar, se disipa.