¡Cómo está el mundo, que hoy encuentro tierna
cosa que ayer odié; que hoy veo y siento
que, para hallar salud, tuve tormento;
y breve guerra para paz eterna!
¡Oh, mentida esperanza que consterna
a aquel que la cree amando más de ciento!
¡Oh, cuánto fue peor darme contento
quien yace y desde el cielo hoy me gobierna!
Mas sorda mente y ciego devaneo
tanto me extravïaron que forzado
me condujeron donde muerte hubiese.
Bendita ella que a cauce más templado
volvió mi curso, y enfrenó el deseo,
para que al cabo yo no pereciese.