El viaje y la poesía como centro del universo

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Valeria Luiselli conoció a Cees Nooteboom en 1712; en esa época eran dos jóvenes marinos que navegaban entre Holanda y el mundo. Se volvieron a encontrar en 2012, cuando ella era mexicana y él otra vez holandés, pero en esta vida los dos se habían convertido en escritores.

Los demás tendremos fechas diferentes —más que fechas serían títulos de libros— en que conocimos a Nooteboom. Algunos habrán iniciado con Las montañas de Holanda, otros con El día de todas las almas, con La canción del ser y la apariencia o por sus poemas.

También es posible comenzar detrás de cámaras leyendo sobre ese mundo creado por él; que no es viaje, ensayo, poesía o novela, sino todo al mismo tiempo. Podría decirse que son ideas que forman un universo abierto. “Un hombre mundano con una sensibilidad metafísica”, así lo define Jacobo Siruela, escritor español —conde de Siruela— y quien ha sido su editor en castellano. En Universo Nooteboom (Candaya, 2013), invitados de diversas profesiones —filósofos, novelistas, periodistas, poetas y traductores—, coordinados por Erik Haasnoot y Astrid Roig, reflexionan sobre la obra del escritor. Jordi Carrión, Alberto Manguel, Carlos Skliar y Juan Villoro, entre otros autores, iluminan sus libros, esos que pueden estar ubicados en diferentes partes de una biblioteca, pero que en esencia son poesía e ideas.

Cornelis Johannes Jacobus Maria Nooteboom (La Haya, 1933) es un candidato al Premio Nobel de Literatura desde hace ya varios años. Este 2016, junto con Holanda, será uno de los invitados especiales a la Feria de Libro de Bogotá. Firmará ejemplares el 23 de abril, justo cuando se conmemore el 400º aniversario de la muerte de Shakespeare y Cervantes. En España, en donde Nooteboom pasa sus veranos en la isla de Menorca desde 1965, también se celebrará el día del libro, pero solo en Catalunya se vivirá el Sant Jordi, el día más importante y colorido relacionado con la literatura, y desde la mañana aparecerán los libros, el amor, los dragones y las rosas.

En su casa de la isla y a mano es donde escribe sus novelas. Allí cultiva las plantas y cuida los animales. De Menorca dice que es su lugar de la ficción, el que lo inspira, en donde el jardín y el movimiento de la luna son la medida de su tiempo. Para él viajar es “ser en otra parte”. Cada vez que le preguntan de qué huye al ir de un lado a otro dice que es todo lo contrario, que quien viaja se encuentra consigo mismo y quien se queda en casa, escondido, es quien tal vez está huyendo del mundo. Escribe siempre, sobre todo cartas, lo cuenta en una conversación con Alberto Manguel. Además, dice que sus libros nunca están planeados y solo cuando “la tensión de no escribir” se le convierte en algo insoportable se sienta y llena las hojas. Y aunque la poesía no sea parte de la rutina diaria está siempre presente en su vida:

El cartero con su camisa amarilla llega hasta la verja

En bicicleta, cuenta el mundo, entrega su carta

A un ser viviente, no sabe de duelo o alma.

Figura, traducción de Fernando García de la Banda

Escribió su primer libro a los veintiún años, y en sus palabras, éste parecía venir de la nada, escribirse por sí solo. Así nació Philip y los otros y en ese instante con su nombre impreso en una portada se convirtió en escritor, ya tenía destino, que es quizás uno de los miedos más grandes de las personas; no saber qué hacer en la vida. Un destino abierto, porque sus historias los son y no existe un final cerrado o feliz. “No quiero ir de la A a la Z, quiero digresiones”. Parte de su genio, dice Manguel, resulta en su absoluta confianza en el lenguaje, en que lo que quiere decir es lo que escribe.

Creció sin libros alrededor —en su casa de la infancia no había una biblioteca como en la de Borges o Nabokov— y sin amigos porque sus padres se habían divorciado e iba de un colegio a otro. En 1945 su padre murió en el bombardeo a La Haya; él y su madre se salvaron porque habían sido evacuados al campo. Después de esto una nueva familia, más colegios y después los viajes, que eran en realidad la vida. No ha parado de viajar por el mundo desde que a sus diecisiete años salió en bicicleta de Bélgica a Luxemburgo.

Valeria Luiselli con Breve semblanza de una amistad larga es una de las voces de su universo. En su texto cuenta cómo conoció al escritor hace más de tres siglos, allá en 1712. Además, justo al final del libro, se encuentra adjunto el CD del documental Desvío Nooteboom, del director Erik Haasnoot. El video completa la experiencia de lectura con entrevistas, testimonios y el mismo Nooteboom en su casa, la de Ámsterdam y la de Menorca. Un escritor que nació siendo él. El genio que ve el mundo a través de la poesía y de los viajes.

La presentación de “Universo Nooteboom” será el jueves 21 de abril a las 6:30 p.m. en la Casa de Poesía Silva (Bogotá).
Isabel-Cristina Arenas