Desde lejos, un merecido premio para Casazola

Fuente: http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2016/1217/noticias.php?id=207205

En un país de un vasto panorama de expresiones culturales, en un Estado que en teoría vive una proclamada “revolución democrática y cultural”, son sin embargo muy escasos los incentivos y distinciones para los artistas.

Desde hace un lustro, el Ministerio de Culturas otorga los Premios Eduardo Abaroa, iniciativa que se sumó a concursos municipales de diversa índole y sobre todo en el eje troncal, y a los ya antiguos —y también de iniciativa gubernamental— Premio Nacional de Novela, Premio Nacional de Culturas y Premio Nacional a la Gestión Cultural Gunnar Mendoza. Siendo que los Abaroa distribuyen alrededor de dos millones de bolivianos, haciendo una sumatoria aproximada de todos los otros certámenes se puede aseverar que, en el mejor de los casos, se llega a un monto similar.

Es decir que, en total y en todos sus niveles, el Estado boliviano dispone solo cuatro millones de bolivianos para reconocer a los creadores de todas las artes y de la cultura popular. Por donde se vea, la cifra es exigua. Más si se la compara, por ejemplo, con los millones de dólares que invierten las naciones vecinas tan solo para patrocinar alguna producción de cine, para no hablar de los premios que se cuentan en decenas de miles de dólares. Así las cosas, una distinción cultural es en nuestro país casi siempre de carácter simbólico, pero no por ello tiene una importancia menor. Y la relevancia del reconocimiento es mayor cuando recae en alguien que en verdad lo merece por representar de modo sobresaliente una parte de nuestras expresiones.

Tal es el caso de la cantautora y poeta Matilde Casazola Mendoza (Sucre, 1942). Mediante las redes sociales, dos destacados escritores, Magela Baudoin y Gabriel Chávez, han tenido la feliz iniciativa de efectuar una campaña para postular a la artista al Premio Nacional de Culturas 2016, emprendimiento que ha recibido una gran acogida por parte de la sociedad civil e instituciones culturales del país, a las que se suma el diario OPINIÓN.

La autora de la tan recordada pieza “De regreso” —“Desde lejos, yo regreso...”, cantan nuestros migrantes— es nieta del ilustre escritor Jaime Mendoza. Estudió música en la Sección Musical de la Escuela Nacional de Maestros de Sucre, según precisa el Diccionario Cultural de Elías Blanco. Cursó estudios de guitarra con el maestro español Pedro García Ripoll. Fue su tío Gunnar Mendoza quien le incentivó el gusto por la música y la poesía, bajo la influencia de Jaime Mendoza. Después de varios años de radicar en Argentina (donde comenzó a difundir su obra poética y musical) —salió del país a causa del exilio de su entonces compañero Alexis Antíguez, en 1967—, retornó a Bolivia y, a partir de 1974, comenzó a presentar recitales. Fundó la Unión de Trabajadores del Arte y la Cultura (UTAC, 1978) y fue docente de guitarra en la Escuela Nacional de Folklore Mauro Núñez de La Paz. La seguidora del líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz ha presentado su música en recitales de poesía y canto en varias ciudades del país, así como en Francia, Suiza y España. Su obra poética figura en diversas antologías nacionales y extranjeras. Sus composiciones, en letra y música, fueron interpretadas y grabadas por prestigiosos artistas. Es miembro correspondiente de la Academia Boliviana de la Lengua, y entre sus canciones más conocidas, están asimismo “Como un fueguito” y “Tanto te amé”.

En poesía, ha publicado 21 libros entre 1967 y 2013. “Los ojos abiertos” (1967), “Tierra de estatuas desteñidas” (1992) y “Las moradas transitorias” (2009) son algunos de sus títulos. La Editorial 3600 está publicando su poesía completa en sucesivos volúmenes, el segundo de ellos fue presentado en 2016. Casazola tiene un similar número de grabaciones musicales en vinilo, casetes y CD, entre estas “De Regreso”, “Una revelación” (1976) e “Y tú, la estrella” (2008). En sus 50 años de trayectoria artística ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales.
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