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Benedetti, Mario

Uruguay, (1920-2009)

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BIOGRAFÍA

Uruguay, (1920-2009)


Mario Benedetti nació el 14 de Septiembre de 1920 en Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó, República Oriental del Uruguay. Entre 1938 y 1945, residió casi continuamente en Buenos Aires. En 1945 de vuelta en Uruguay integró la redacción del semanario Marcha. En 1949 publicó "Esta mañana", su primer libro de cuentos y, un año mas tarde, los poemas de "Solo mientras tanto". En 1953 apareció su primera novela, "Quién de nosotros", pero fue con el volumen de cuentos "Montevideanos", publicado en 1959, que tomó forma la concepción urbana de su obra narrativa. Con "La Tregua", que apareció en 1960, Benedetti adquirió trascendencia internacional. La novela tuvo mas de un centenar de ediciones, fue traducida a diecinueve idiomas y llevada al teatro, la radio, la televisión y el cine. En 1973 debió abandonar su país por razones políticas. Etapas de sus doce años de exilio fueron: la Argentina, Perú, Cuba y España. Su vasta producción literaria abarca todos los géneros, incluyendo sus más famosas letras de canciones, y suma mas de sesenta obras, entre las que se destacan; la novela "Gracias por el fuego" (1965), el ensayo "El escritor Latinoámericano y la revolución posible" (1974), los cuentos de "Con y sin nostalgía" (1977) y los poemas de "Vientos de exilio" (1981). En 1987 recibió el premio "Llama de oro de amnistía" por su novela "Primavera con una esquina rota". Sus libros más recientes son: "La borra del café" (1992), "Perplejidades de fín de siglo" (1993), "El olvido está lleno de memoría" (1994), "El amor las mujeres y la vida" (1995), "Andamios" (1996), "La vida ese paréntesis" (1998), "Buzón de tiempo" (1999) y "Rincón de haikus" (1999). Su obra poética completa ha sido recogida en "Inventario uno" (1950-1985) e "Inventario dos" (1986-1991).

Febrero de 2003
* El periódico mexicano La Jornada ha publicado una extensa entrevista a nuestro compatriota Mario Benedetti. En la misma, realizada en Uruguay por el periodista uruguayo Carlos Fazio, radicado en la nación azteca y enviado especial de ese diario a Montevideo, el escritor compatriota analiza los hechos de actualidad y da su opinión sobre una serie de Montevideo. Con su paso cansado y algunas heridas del tiempo a cuestas, Mario Benedetti (Paso de los Toros, 1920) sigue, sin tregua, en la pelea. No son ya, las suyas, letras de emergencia. Pero sigue alimentando el fueguito de los uruguayos con su ironía, el humor, la emoción y el compromiso, productos de sus insomnios y duermevelas.
En su apartamento del centro montevideano recibió a La Jornada para esta entrevista.
--En 1993 usted publicó Perplejidades de fin de siglo, libro que recoge artículos y conferencias escritos entre 1987 y esa fecha. Supongo que tendrá algunas perplejidades de comienzos de siglo.
--Sí. Con esta globalización que tiene un solo dueño, no es que estuviera de acuerdo con muchas cosas de la ex Unión Soviética, pero por lo menos se enfrentaba a Estados Unidos y ahora nadie lo hace; sin perjuicio de que todos tenemos preocupación por nuestra propia muerte, más teniendo 82 años como tengo yo, mi mayor preocupación es que si la humanidad sigue por el camino que le marca la globalización, va hacia el suicidio.
Esta humanidad tan venida a menos me tiene más preocupado que mi propia muerte. Siempre fui optimista.
Alguna vez escribí que el pesimista es un optimista bien informado. Pero ahora realmente estoy muy preocupado por el destino de la humanidad.
--Frente al cementerio central de Montevideo hay un graffiti que dice: "La historia de los de arriba no es la memoria de los de abajo''. Usted ha escrito mucho sobre la historia oficial y la impunidad de los "amnésicos olvidadores'' que administran el poder. También sobre la memoria colectiva, siempre terca, en resistencia.
--Sí, incluso tengo un libro que se llama El olvido está lleno de memoria.
--¿Qué reflexión le provoca la historia oficial del Uruguay actual, con un presidente como Jorge Batlle, y en contraste esa memoria de los de abajo, que se resiste a morir, por ejemplo en el caso de los desaparecidos?
--Quieren borrar la memoria. Pero no se borra. Lo de los desaparecidos es un tema candente porque los pueblos nunca son amnésicos. Amnistía no es amnesia. Algunos recomiendan "no tener ojos en la nuca''; dicen que hay que mirar siempre para adelante. Quisieran que la justicia desapareciera junto con los desaparecidos. Ningún pueblo logra una verdadera paz si tiene un pasado pendiente. Los pueblos siempre recuerdan. En Variaciones sobre el olvido (1987), escribí que "para la injusticia sólo hay un remedio y éste no es el olvido, sino la justicia".
De Jorge Batlle, ¿qué te voy a decir? No sé qué pasa con él. Es medio bobo... con toda la herencia del apellido. Porque hasta el propio Luis Batlle (Presidente en 1946-1951 y 1954-1955) era más emprendedor, y no digamos el viejo Batlle (José Batlle y Ordóñez, líder del Partido Colorado y mandatario en 1903-1907 y 1911-1915, que sentó las bases del Uruguay moderno).''
--En algunos puntos de la región como que la historia oficial se está alterando.
--Es verdad. Por suerte la izquierda se ha estado fortaleciendo. En Uruguay, las encuestas dan hoy que el Frente Amplio ganaría las elecciones presidenciales de 2004 a los dos partidos tradicionales (Nacional y Colorado) juntos en la primera vuelta. El triunfo de Lula en Brasil, de Lucio Gutiérrez en Ecuador y el mismo Hugo Chávez en Venezuela son signos de un cambio. Un grupo de intelectuales uruguayos mandamos una carta de apoyo a Chávez. Eso nos ha costado, porque en los diarios de Caracas salió "Galeano y Benedetti apoyan a Chávez'', pese a que eran veintitantas firmas, y en un editorial un medio dijo: "¡Qué se podía esperar de estos criptocomunistas!'' A mí, un tal Torres, un venezolano que nadie conoce, me dirigió una carta reprobatoria de cinco páginas. La ha enviado a más de 200 direcciones de correo electrónico para que me la manden, por mi apoyo a Chávez. Todos los días me llega la misma copia por mail o correo ordinario.
"Y me terminó de quemar el propio Chávez, que concluyó un discurso por televisión con un poema mío: Defensa de la alegría (de Cotidianas, 1979)."
--¿Es optimista de que el Frente Amplio tenga posibilidad de hacer algún cambio, o si gana simplemente llegará a administrar la crisis?
--Sin duda le va a ser complicado gobernar. A Lula también le va a ser difícil. A cualquier gobernante de izquierda que llegue en nuestros países se le va a hacer muy problemático, porque tendrá a Estados Unidos en contra.
--Por eso Washington está "cultivando" a Jorge Batlle. Fue a la asunción de gobernador de Jeb Bush, el hermano del presidente de Estados Unidos.
--Habrá hecho algunas compritas.
--Aparte de su prolífica actividad literaria que abarca distintos géneros, ha sido un cronista de la realidad del pasado medio siglo. ¿Cómo ve, hoy, pese a la desinformación que generan los monopolios de comunicación, la actitud de los jóvenes?
--La juventud está reaccionando de a poco. Estaba obnubilada con las letras de rock que no dicen nada; son una porquería. Y no es que esté contra el rock, pero las letras son adormecedoras. Siento que la juventud comienza a moverse. Lo veo en nuestros recitales. Por ejemplo, en el A dos voces, que en diciembre hicimos con Daniel Viglietti en Alicante, España, y aquí en Montevideo. Hubo muchos jóvenes. No tenemos que descreer de la juventud. De a poco se están haciendo oír. En parte, las huelgas estudiantiles de México, Argentina y Uruguay expresan ese movimiento. Pero el bombardeo desde arriba, de los medios, es tremendo; aunque la gente le está perdiendo confianza a las versiones estadounidenses. En el propio Estados Unidos el partido mayoritario es el de la abstención. Va a llegar un momento en que a esa gente no le va a ser suficiente abstenerse. En la historia, todos los imperios terminaron mal. ¡Todos! Y éste también va a terminar mal.
--A propósito, Mario, algunos teóricos de la izquierda dicen que el imperialismo ya no existe.
--¿Y cómo se llama esto de ahora?
--Dicen que hay un imperio de las trasnacionales, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional...
--Y bueno, ¿qué te parece, eso no es imperio? Hace años escribí que el imperialismo de la miseria: la deuda externa, el FMI y el Banco Mundial, estaba llevando a un estado del malestar. Un imperialismo desembozado y textual. Hoy, ese imperialismo se ha profundizado. Por eso, es alentador que surjan movimientos más o menos puros o impuros de izquierda en América Latina. Hace un decenio no había nada de esto. Nada. Hubo un proceso de maduración; porque todo eso no nació de manera espontánea. Es producto, precisamente, de la memoria.
--Hace diez años, durante el ascenso irresistible de la dictadura del pensamiento único y la ideología neoliberal, escribió algo sobre la pérdida de identidad de las izquierdas.
--Los "nuevos profetas" recomendaban "poner al día al socialismo", y pregunté si era "al día de los inocentes", "de los trabajadores", al "de los difuntos" o al "del perdón".
--Mario, ¿existe la izquierda hoy? Porque después de la autodisolución de la URSS hubo un corrimiento masivo hacia el centro.
--A la socialdemocracia. Según la reciente encuesta, en España, Zapatero del PSOE le gana a Aznar (Partido Popular) por lejos. La actitud de Aznar con el asunto de Galicia fue horrible. ¡A los tipos los dejó en pelotas! Eso cayó muy mal en España y Zapatero se aprovechó de lo lindo. Creo que el próximo gobierno va a ser socialista, con las debilidades que puede tener el socialismo español y con el pasado de Felipe González, que hizo tantas macanas, ¿no? Me da la impresión que Zapatero es un tipo más limpio.
--En pleno ascenso de la llamada globalización escribió sobre "la convalecencia del compromiso". Antes, intelectuales como Emmile Zola, Brecht, Vallejo, Neruda, Antonio Machado, Thomas Mann, Peter Weiss, Cesare Pavese, Rafael Alberti, Orson Welles, Camus, Miguel Hernández, Hemingway, Sartre, Arthur Miller y tantos otros, no se ruborizaban ante la palabra compromiso. Pero ahora hay que buscarlos con lupa. Dígame un nombre.
--Saramago. Me parece la figura más importante entre los intelectuales de izquierda a escala mundial. Es un tipo muy franco, leal. Otro es Günter Grass, que, intelectual coherente, si los hay, sigue criticando a Bush. ¡Y fuerte!
--¿Y en América Latina?
--En Argentina me parece interesante Ricardo Piglia. El dramaturgo Roberto Cossa... Silva Lago, Orgambide. Aquí, el propio Gaaleano. La generación que viene no llega con el mismo impulso, pero eso es producto de la derrota de la izquierda. Estamos derrotados, pero hay que seguir para adelante. Hoy, el unilateralismo de Estados Unidos es avasallante. Es peor que antes. Y el inglés, este, Blair, es un lameculo. Un obsecuente de Bush. Pon la palabra más culta. ¡Y Aznar! Otro obsecuente. No envió al ejército a ayudar con lo de la marea negra porque tiene un contingente listo para apoyar a Bush en la guerra contra Irak... Igual Berlusconi. En América Latina ha empezado a resurgir la izquierda, pero en Europa casi todos los gobiernos están manejados por la derecha. ¡Cómo será la cosa que el alemán es el más "rebelde"!
Además, ¡qué nos vienen con los derechos humanos en Irak! Es el petróleo. Igual en Venezuela, además de la relación de Chávez con Fidel Castro. Eso lo mata. Pero no se puede decir que Chávez sea un izquierdista. Es un nacionalista que ha tocado puntos sensibles de la derecha. Y de Estados Unidos.''
--Siempre hablo del derecho a soñar. ¿Todavía tiene utopías?
--Sí, ¡claro que tengo utopías! Si uno se queda sin utopías, ¿p'a qué seguir? El mundo ha avanzado gracias a las utopías. De repente se realiza un diez por ciento de una utopía, pero es un paso adelante. Por eso, a contrapelo de la no historia que nos quieren vender, hay que seguir soñando. Desde su rinconcito de poder, el Fukuyama ése, campeón de la frivolidad ideológica, nos dijo que había llegado el fin de la historia. Pero el capitalismo ha ganado un partido, no el campeonato. Hay que tener claro que la utopía no comulga con la religión del dinero ni con la mezquindad. Y que una generación sin utopías siempre será inmóvil. ¡Qué haríamos sin esos destellos de la imaginación, casi inverosímiles, que son las utopías!
En 2004 se le concedió el Premio Etnosur. En 2004 se presentó por primera vez en Roma, Italia, un documental sobre la vida y la poesía de Mario Benedetti, titulado "Mario Benedetti y otras sorpresas". El documental, que fue escrito y dirigido por Alessandra Mosca, y protagonizado por Benedetti, fue patrocinado por la Embajada de Uruguay en Italia. El documental participó en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, en el XIX Festival del Cinema Latinoamericano di Trieste y en el Festival Internacional de Cine de Santo Domingo.

En 2005, Mario Benedetti presentó el poemario Adioses y bienvenidas. En la ocasión también se exhibió el documental Palabras verdaderas, donde el poeta hizo aparición.

El 7 de junio de 2005 se adjudicó el XIX Premio Internacional Menéndez Pelayo, consistente en 48.000 € y la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. El premio, otorgado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, es un reconocimiento a la labor de personalidades destacadas en el ámbito de la creación literaria o científica, tanto en idioma español como portugués.

Mario Benedetti repartía su tiempo entre sus residencias de Uruguay y España, atendiendo a sus múltiples obligaciones y compromisos. Después del fallecimiento de su esposa Luz López, el 13 de abril de 2006,[5] víctima de la enfermedad de Alzheimer, Benedetti se trasladó definitivamente a su residencia en el barrio Centro de Montevideo, Uruguay. Con motivo de su traslado, Benedetti donó parte de su biblioteca personal en Madrid, al Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti de la Universidad de Alicante.[6]

La Fundación Lolita Rubial volvió a condecorar a Benedetti el 25 de noviembre de 2006, con el Premio Morosoli de Oro.

El 18 de diciembre de 2007, en la sede del Paraninfo de la Universidad de la República, en Montevideo, Benedetti recibió de manos de Hugo Chávez la "Condecoración Francisco de Miranda", la más alta distinción que otorga el gobierno venezolano por el aporte a la ciencia, la educación y al progreso de los pueblos. Ese mismo año recibió la Orden de Saurí, Primera Clase, por servicios prestados a la literatura. La Orden de Saurí es la condecoración más alta de El Salvador.

En los últimos diez años, debido al asma y por recomendación médica, el escritor alternaba su residencia en España y en Uruguay, tratando de evitar el frío, pero al agravarse su estado de salud permaneció en Montevideo.

La muerte de su esposa Luz López en 2006, luego de seis décadas de matrimonio, fue un duro golpe para Benedetti que, según confesó, sobrellevó escribiendo.

En uno de sus últimos libros, titulado "Canciones del que no canta", alude a su historia personal. "No fue una vida fácil, francamente", ha dicho Benedetti, quien con su pluma marcó a varias generaciones.

En abril de 2009 tras su internación en Montevideo, se organizó por iniciativa de Pilar del Río (esposa del escritor José Saramago) una "Cadena de Poesía" mundial para apoyarlo.[

El escritor falleció a los 88 años, el día 17 de mayo de 2009 poco después de las 18:00h, tras sufrir en las últimas semanas un deterioro en sus condiciones de salud, informaron sus allegados, según reportó la agencia noticiosa Ansa.
En el marco de este hecho, el gobierno uruguayo decretó duelo nacional y dispuso que su velatorio se realice con honores patrios en el "Salón de los Pasos Perdidos" del Palacio Legislativo desde las 12H00 GMT del lunes 18 de mayo 2009
Benedetti, se encontraba en su hogar de la capital uruguaya, informó radio El Espectador, y en los primeros días de mayo estuvo internado debido a una enfermedad intestinal crónica.

Acerca del poeta fallecido, el director de Cultura de la Intendencia Municipal de Montevideo, Mauricio Rosencoff, dijo que Benedetti, a quien calificó como "un entrañable amigo", murió a causa de la edad.

Rosencoff describió al escritor fallecido como "un ser humano absolutamente excepcional" con quien compartió muchos momentos de su vida, al trabajar juntos en las revistas Peloduro y Marcha, y en la militancia política en el Movimiento 26 de Marzo.

Como un último adiós, Rosencoff consideró a Benedetti "un pedazo de su vida", y exclamó: "¡Mario sos inmortal! Espero que entres en la categoría de los inmortales".

El poeta fallecido había estado internado y luego dado de alta en el Sanatorio Impasa el 6 de mayo de 2009, tras haber permanecido varios días en estado delicado. En aquella oportunidad, su secretario personal informó a El Espectador que el estado de salud de Benedetti era normal, aunque con las precauciones necesarias por su edad y por el tipo de enfermedad que padecía.

En 2008 Benedetti ingresó tres veces a esa mutualista, la primera de ellas, entre enero y febrero, tras sufrir una enterocolitis que le causó deshidratación. La segunda fue por problemas respiratorios y la última por una descompensación.

Obra:

Cuento:
Esta mañana y otros cuentos (1949)
Montevideanos (Booket ISBN 987-580-097-7. 1959)
Datos para el viudo (1967)
La muerte y otras sorpresas (1968)
Con y sin nostalgia (1977)
La casa y el ladrillo (Compilación de versos y cuentos. 1977)
Geografías (Compilación de cuentos y poemas. 1984)
Recuerdos olvidados (1988)
La vecina orilla
Despistes y franquezas (Compilación de cuentos y poemas. 1989)
Buzón de tiempo (1999)
El porvenir de mi pasado (2003)
El otro yo
Los pocillos
Almuerzo y dudas
Esa boca
El parque esta desierto

Drama:
El reportaje (1958)
Ida y vuelta (1963)
Pedro y el Capitán (1979)
El viaje de salida (2008)

Novela:
Quién de nosotros (1953)
La tregua (Booket ISBN 987-580-095-3. 1960)
Gracias por el fuego (Seix Barral ISBN 950-731-510-1. 1965)
El cumpleaños de Juan Ángel (Novela escrita en verso. 1971)
Primavera con una esquina rota (1982)
Geografías (1984)
Las soledades de Babel (1991)
La borra del café (1992)
Andamios (1996)

Poesía:
La víspera indeleble (1945)
Sólo mientras tanto (1950)
Te quiero (1956)
Poemas de la oficina (1956)
Poemas del hoyporhoy (1961)
Inventario uno (1963)
Noción de patria (1963)
Cuando eramos niños (1964)
Próximo prójimo (1965)
Contra los puentes levadizos (1966)
A ras de sueño (1967)
Quemar las naves (1969)
Letras de emergencia (1973)
Poemas de otros (1974)
La casa y el ladrillo (1977)
Cotidianas (1979)
Viento del exilio (1981)
Preguntas al azar (1986)
Yesterday y mañana (1987)
Ex presos (1980)
Canciones del más acá (1988)
Las soledades de Babel (1991)
Inventario dos (1994)
El amor, las mujeres y la vida (1995)
El olvido está lleno de memoria (1995)
La vida ese paréntesis (Seix Barral ISBN 950-731-509-8. 1998)
Rincón de Haikus (1999)
El mundo que respiro (2001)
Insomnios y duermevelas (2002)
Inventario tres (2003)
Existir todavía (Seix Barral ISBN 950-731-383-4. 2003)
Defensa propia (2004)
Memoria y esperanza (2004)
Adioses y bienvenidas (Seix Barral ISBN 950-731-469-3. 2005)
Canciones del que no canta (Seix Barral ISBN 950-731-518-7. 2006)
Testigo de uno mismo (Seix Barral ISBN 978-950-731-585-5. 2008)

Ensayo :
Peripecia y novela (1946)
Marcel Proust y otros ensayos (1951)
El país de la cola de paja (1960)
Literatura uruguaya del siglo XX (1963)
Letras del continente mestizo (1967)
El escritor latinoamericano y la revolución posible (1974)
Notas sobre algunas formas subsidiarias de la penetración cultural (1979)
El desexilio y otras conjeturas (1984)
Cultura entre dos fuegos (1986)
Subdesarrollo y letras de osadía (1987)
La cultura, ese blanco móvil (1989)
La realidad y la palabra (1991)
Perplejidades de fin de siglo (1993)
El ejercicio del criterio (1995)
Vivir adrede (Seix Barral ISBN 978-950-731-559-6. 2007)
Daniel Viglietti, desalambrando (Seix Barral ISBN 978-950-731-552-7. Buenos Aires. 2007)


Fuentes:
http://es.wikipedia.org


Murió Mario Benedetti. El poeta resistente, que vivió el exilio y la enfermedad (un asma pertinaz, obsesiva) le fueron rompiendo, pero él se mantuvo siempre "en defensa de la alegría". Finalmente, una agonía causada por un fallo intestinal, que hizo deprimentes sus últimos días, le rompieron del todo, y murió ayer a los 88 años, en su tierra, Montevideo. Nació en Paso de los Toros, pero esta urbe que parece un microcosmos literario fue el lugar al que volvió siempre, de todos los exilios. Era al final (y esta expresión la acuñó él) un desexiliado. Pero su alma sufrió las heridas de todos los exilios.

Su muerte se produjo semanas después de su última hospitalización por fallos multiorgánicos que al final le cegaron el humor y la vida; pero había empezado a morir mucho antes; hace tres años falleció su mujer, Luz, con la que vivió toda la vida, en la libertad y en el destierro; él creyó siempre que la enfermedad de Luz, que se olvidaba de apagar las luces de la casa, en Madrid, era una simple distracción, e incluso le compró artilugios con los que dominar las consecuencias de su sordera. El poeta del compromiso, del amor y de la alegría, sintió luego que, en efecto, esas ausencias eran debidas a un alzheimer que inundó la casa de desolación y de huida.

Se fue con ella, de nuevo, a Montevideo, y allí la cuidó hasta que finalmente le dejó del todo. Y le dejó malherido. Benedetti tuvo algunos momentos de alegría después, como cuando Hortensia Campanella, su biógrafa última, le entregó el manuscrito en el que se condensa la vida entera del escritor que nos ha dejado. Él ironizó ante tanto papel, y delante de Ariel, su fiel ayudante, dijo: "¿Tanto he hecho?"

Pero su alma estaba herida; seguía escribiendo, poemas, haikus, animado por su editor de poemas, Chus Visor; tenía la casa llena de literatura; en un tiempo él fue política, enteramente, sus poemas estaban al servicio de la rabia que le produjeron las dictaduras del sur, la suya, la uruguaya, que le persiguió a muerte, y la argentina, que fue cómplice de aquella y también quiso matarle. Mató a un amigo suyo, el líder político Zelmar Michelini, y esta muerte fue un símbolo de las muertes que hubo antes y después en la vida acosada de hombres como él. Luz fue su bastón. Y Palma y Cuba y Lima sus lugares de exilio; a los tres les guardó siempre gratitud; fue un gran defensor de la Cuba de Fidel, por eso mismo, pero jamás utilizó esa afinidad para discutir, en los últimos tiempos sobre todo, lo que en esa revolución que él quiso se fue torciendo.

Era un hombre cordial, enteramente, pero era un tímido absoluto. Los que le conocieron en España le recuerda, por ejemplo, en la Feria del Libro de Madrid, puntilloso, anotando con palotes los libros que firmaba; y le recuerdan rechazando el pescado con espinas y en general las tonterías; era un conversador tranquilo; llegaba a los sitios con su maletita marrón gastada, y dentro llevaba siempre poemas o cartas, en esos momentos en que cumplía compromisos parecía a la vez el escolar que fue y también el oficinista.

Su apariencia era la de un juez de paz, pero nunca hubo paz dentro de su alma, ni siquiera cuando se le vio feliz, con sus manos a la espalda, con su mirada desvaída por las lentillas, con su bigote largo e invariable a lo largo de una vida en la tantos se enamoraron al tiempo que recitaban sus poemas o escuchaban las canciones que hicieron con sus versos su paisano Daniel Viglietti y el catalán Joan Manuel Serrat. Con Viglietti tiene una anécdota que se parece a algunas de las que le convertían también en un escolar huidizo al que le asustaba la fama, al tiempo que le agradaba que algunos, ante sus recitales multitudinarios, le dijeran que parecía una estrella de rock.

Hubiera sido incapaz de cantar, pero un día se encontró con Viglietti en París, en un aeropuerto, y Daniel le dijo a Mario: "Estoy haciendo música para sus poemas". "Y yo estoy haciendo poemas". Entonces el poeta se quedó pensando, y añadió, riendo como reía, como para no molestar: "Tenemos que hacer algo con esta casualidad". De esa casualidad nacieron conciertos, libros; eran como dos en la carretera; cuando vimos a Viglietti en Montevideo, en el entierro de Idea Vilariño, a mediados de abril, la gran amiga generacional de Mario, el cantante nos dijo: "Y lo de Mario. Estamos tan mal, y vamos aún a lo peor".

Se apaga la voz de su compañero, pero quedan la voz de las canciones.

Montevideo fue su último sitio, y fue casi el primero. Su largo recorrido por la vida conoció una interrupción terrible, cuando los médicos le detectaron tumores que aconsejaron operación, en el Hospital XII de Octubre de Madrid. Allí le atendió, entre otros, el doctor José Toledo, que le conocía, y todo el mundo se desvivió por él como si no fuera tan solo un enfermo sino un padre, o un hermano, el hombre que había iluminado con sus versos (de amor, de política, de tierra, de aire) la vida de cualquiera. Un día, poseído por el dramatismo al que a veces lo llevó su pesimismo, el que también está en sus poemas, y en sus narraciones, Mario decidió abandonarse.

Como hubiera dicho Idea, que le precedió en la muerte, empezó a decir para qué. Detrás de esa decisión de no seguir hay algunos versos, como estos: "Me he ido quedando sin mis escogidos/ los me dieron vida/aliento/paso/ de soledad con su llamita tenue/ y el olfato para reconocer/ cuánta poesía era de madera/ y crecía en nosotros sin saberlo/ Me he quedado sin proust y sin vallejo/ sin quiroga ni onetti ni pessoa/ ni pavese ni walsh ni paco urondo/ sin eliseo diego sin alberti/ sin felisberto hernández sin neruda/ se fueron despacito en fila india".

En ese clima de desolación en el que lo pusieron la enfermedad y su porvenir Mario descuidó su aspecto, dejó de afeitarse, y alguien le dijo, una madrugada: "Así no puedes estar. Tú eres guapo, un hombre así parece enfermo. Ya no lo estás". Le bastó. Al día siguiente se rasuró del todo, se puso de limpio, y cuando este amigo le visitó otra vez y se hizo el distraído sobre su nuevo aspecto, el viejo poeta revivido le llamó la atención y le dijo:

-¿No te has fijado que hoy sí me afeité?

Era un hombre insobornable, el más comprometido de su tiempo. Su muerte deja en silencio mustio su época, su ejemplo y la raíz de sus versos. Pero los muchos que le cantan no lo dejarán, como él decía del verdadero amor, en lo oscuro.
http://www.elpais.com/articulo/cultura/poeta/compromiso/elpepucul/20090517elpepucul_6/Tes

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