Leo por ahí, en famosos críticos patrios y críticos extranjeros con nombre aristocrático, que el crítico sólo debe hablar de los libros que le gusten. No estoy de acuerdo: creo que el crítico debe hablar casi sólo de los libros que le gusten (entendiendo, claro, que el gusto del crítico es más que un gusto: formado y abierto).