Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/27/actualidad/1427471322_547738.html
Cuando anunciaron al ganador del Premio Nobel de literatura de 2011, mucha gente pudo pensar que los suecos premiaban a otro sueco por chovinismo. Mucha gente, pero desde luego no los lectores de poesía, que exclamaron algo así como un "por fin" que debió sonar, bajito, pero continuo, en toda la tierra.